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Mostrando entradas de febrero, 2007

La belleza del caos.

La belleza del Caos. Entrevista a Juan Chow.* Por: Tatiana Argüello Vargas** Por encima de cualquier movimiento artístico y literario, en la poesía como en todo arte, la belleza juega un papel crucial convirtiéndose en un punto de equilibrio entre el orden y el caos del universo. Por ello, esa búsqueda de un verdadero equilibrio, un acuerdo entre el contenido y la forma expresado en la belleza poética, debe ser una de las más importantes búsquedas del poeta. Para Juan Chow (Managua 10 de diciembre de 1956), la búsqueda de la belleza es de vital preocupación, y el sentido dialéctico de la misma supera cualquier movimiento literario. Su poesía posee diversas facetas: su primer libro de poesía “Oficios del Caos” (Editorial Nueva Nicaragua, 1986), reeditado bajo el título “Oficios del Caos y otras versiones” (Editorial Enlace 2005), es una obra impregnada de una notoria influencia surrealista, en ella se hace evidente la metamorfosis y transfiguraciones de las emociones y eventos de lo cot

Dos sonetos de Víctor Ruiz

Horas de ocaso …y luego te deshaces en la ceniza. Álvaro Urtecho No pronuncies las sílabas del nombre cuando al filo en pústula de la noche el rostro, exánime y solo, del hombre no delate ni pena ni reproche, ni impidas el ocaso de sus horas. Que no humedezca su fin tu mirada, si ves que ella desnuda lo devora y lo hunde en lo profundo de la nada. Callada lo verás en deleznable materia sin retorno que se vierte sobre escritura sin fin, inefable del tiempo, en que es ahora polvo inerte, olvido en la memoria inextinguible y ceniza en el seno de la muerte. Nocturno a la escritura A Tatiana Argüello. Ni la noche acechando en la ventana ni la sombra del sueño en la pupila que atónita del cuerpo se destila sobre la blanca superficie vana, sino la escueta letra desvelada, lo puro del lenguaje y su estructura trazando del poema la escritura allí donde tu voz está callada. Absorta

Poema de Ernesto Mejía Sánchez, nicaragüense.

LA POESÍA 1 Este desasosiego, esta palabra que desde el corazón me llega y se detiene en mis labios, no es nuevo en mí, sino que permanece, vive desde cuando mis padres en amorosa lucha concretaron la carne de la muerte para darme al mundo; y me crece como un mar en el pecho, siempre cambiante, furioso y sin consuelo. Ha de llegar un día en que tanto afán madure y se desangre, y esa ignorada palabra detenida en mis labios rompa el aire como un canto y me haga feliz y duradero el nombre. 4 Si la azucena es vil en su pureza y oculta la virtud del asesino, si el veneno sutil es el camino para lograr exacta la belleza; Engaño pues mi amor con la nobleza y confundo lo ruin con lo divino, hago de la cordura desatino, de la sola mentira mi certeza. Nadie sale triunfante en la batalla, ni angélica promesa en que me escudo ni humana condición que me amuralla. Contra toda verdad he de quererte, equilibrio infernal. Nací desnudo: sólo contigo venceré a la muerte.

Poemas de Romel Cruz, Ganador del Interuniversitario de Poesía,2006.

Rommel Cruz (Carazo 1985) Participa en los talleres de poesía impartidos por el poeta y crítico Iván Uriarte, en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Estudiante Ingeniería Civil. Obtuvo el Primer lugar en el concurso Interuniversitario de poesía 2006, convocado por la UNAN-Managua. Por primera vez se publican sus poemas ganadores. SUEÑO CON MOKUANAS Enigma espeluznante, el chilamate y su sigilo, su tronco, tumulto de sierpes que se elevan unas sobre otras, desde la escueta raíz anclada en barro, hasta las ramas, de donde se desgajan lánguidas barbas oscilantes escupiendo la hipnosis de su mecánica minúscula. Es allí, el siniestro espectáculo de mis versos, el harem reservado de mi miedo, allí, abrazadas al pálido diluvio de un plenilunio cantan a coro un suspenso mokuanas nudistas. A flor de chilamate se funde perpetua oscuridad de sus cabellos; oleaje profundo cae sobre sus pieles caoba, arremolina en su espalda: flagelazo ingrávido que se desata libe

Prosa de Juan José Arreola, Mexicano.

EVA Él la perseguía a través de la biblioteca entre mesas, sillas y facistoles. Ella se escapaba hablando de los derechos de la mujer, infinitamente violados. Cinco mil años absurdos los separaban. Durante cinco mil años ella había sido inexorablemente vejada, postergada, reducida a la esclavitud. Él trataba de justificarse por medio de una rápida y fragmentaria alabanza personal, dicha con frases entrecortadas y trémulos ademanes. En vano buscaba él los textos que podían dar apoyo a sus teorías. La biblioteca, especializada en literatura española de los siglos XVI y XVII, era un dilatado arsenal enemigo, que glosaba el concepto del honor y algunas atrocidades de ese mismo jaez. El joven citaba infatigablemente a J. J. Bachofen, el sabio que todas las mujeres debían leer, porque les ha devuelto la grandeza de su papel en la prehistoria. Si sus libros estuvieran a mano, él habría puesto a la muchacha ante el cuadro de aquella civilización oscura, regida por la mujer, cuando la tierra te

Poema de Pedro Salinas, España 1891

Deja ya de mirar... Deja ya de mirar la arquitectura que va trazando el fuego del artificio en los cielos de agosto. Lleva el vicio en sí de toda humana criatura: vicio de no durar. Que sólo dura por un instante el fúlgido edificio para dejamos ver el beneficio sagrado de una luz en noche oscura. Ven... Hay que ir a buscar lo más durable. Esta noche de estío por ti enciende sus innúmeras luces en lo alto; cállate bien y deja que ella hable. Y del vano cohete sólo aprende a ir preparando tu divino salto.

Un poema de Severo Sarduy

LA LETRA CON SANGRE ENTRA... A Arturo Carrera La letra con sangre entra como el amor. Mas no dura en el cuerpo la escritura, ni con esa herida encuentra paz el amante. Se adentra en el cuerpo deseoso y más aumenta su gozo con su mal. Alegoría de nuestra postrimería: jeroglífico morboso.

El Grafógrafo

El grafógrafo Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo. (Salvador Elizondo, El grafógrafo)

Poemas de Victor Ruiz

Epifanía de la carne No perdura más que el goce y la textura de un instante… Severo Sarduy Del vértice del lecho lacerado embiste enmudecida tu figura con toda su violenta arquitectura al cuerpo que te aguarda desplegado. Alzábase diluvio desvelado del abierto perfil de tu blancura que los muslos delatan en obscura noche en la que estamos abrazados. Enciéndese tu carne en este fuego que a mi sangre dilata en el hirsuto ocaso de tu sexo sin sosiego. Ya se cierne sobre un silencio inerte la epifánica asunción que un minuto comunica la vida con la muerte. La escritura en el cuerpo. A Severo Sarduy Inerte, abandonado al instrumento, entrégase tu cuerpo, sin indicio de lamento que refleje el inicio del rito de placer en un momento. Socava mi lengua en tu suplicio la pálida mudez de tu tormento que brota como sangre del aliento en el que